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viernes, 10 de febrero de 2012

UN CAMINO SALUDABLE (II): Lesiones más habituales

    Las lesiones más habituales que se producen durante el Camino de Santiago son:  tendinitis o tirones musculares, tendinitis del tendón de Aquiles y esguinces.

TENDINITIS O TIRONES MUSCULARES.

    Suelen aparecer a causa de una evidente falta de preparación previa, como comenté en la entrada anterior, por haber realizado un calentamiento previo a la ruta incompleto o simplemente haberlo pasado por alto.
    En el caso de tendinitis y para evitar la inflamación aplicaremos frío local, siempre con algún tejido de por medio, nunca sobre la piel ya que podríamos provocar quemaduras. En casos de tirón muscular con rotura deberemos aplicar un vendaje compresivo y en los dos supuestos acudir a un médico o fisioterapeuta lo antes posible.



TENDINITIS DEL TENDÓN DE AQUILES

    Este tipo de tendinitis son las más frecuentes entre los peregrinos y aparecen fundamentalmente por el uso o la elección de un calzado inadecuado. Las más afectadas suelen ser las mujeres por el uso habitual de tacones,  al usar botas planas su tendón de Aquiles no está acostumbrado al estiramiento que sufre por la diferencia de altura. Aquellas mujeres que tengan pensado hacer el Camino de Santiago deben realizar ejercicios de estiramiento del tendón para prevenir esta lesión. Otra de las causas, como he dicho anteriormente, es el uso de un calzado inadecuado, como por ejemplo los que tengan una talonera demasiado blanda, o los que tienen una caña alta demasiado apretada.
    Por lo tanto la principal forma de prevenir esta lesión va a ser eligiendo un calzado adecuado, pero si aún así esta lesión apareciera debemos aplicar frío local, antiinflamatorios  y visitar al fisioterapeuta más cercano.




    Un ejercicio de estiramiento del tendón de Aquiles básico va a ser el mismo que solemos realizar para estirar los gemelos. Frente a una superficie vertical rígida colocamos el pie con la punta mirando hacia arriba (en extensión) e iremos acercando el cuerpo a esta superficie vertical de forma que notaremos cierta tensión sobre el gemelo, estirándose a su vez el tendón de Aquiles.



ESGUINCES

     El esguince que se va a producir más frecuentemente durante la peregrinación va a ser el esguince de tobillo y se produce normalmente en la bajadas, sobre todo si el terreno es irregular.
Debido a un mal apoyo del pie sobre el suelo, el tobillo se tuerce llevando el pie hacia dentro lo que puede provocar desde una elongación o estiramiento hasta microroturas o rotura total de los ligamentos, dependiendo del grado del esguince. El esguince de Grado I (en el que solo se produce una elongación de los ligamentos) nos permitirá continuar nuestro camino, siempre que hayamos tenido un día o dos de reposo, aplicándonos a la vez hielo sobre la zona lesionada. Si por el contrario el esguince es de Grado II (microrotura o rotura total del ligamento) deberemos abandonar el camino.

    Podemos prevenir la aparición de esta lesión utilizando unas botas que tengan una buena sujeción del tobillo y también llevando en nuestra mochila el menor peso posible, ya que este exceso de peso que debemos cargar durante todo el camino influye negativamente sobre los ligamentos, y si nos torcemos el tobillo durante la marcha, el sobrepeso puede agravar la lesión y convertir el esguince Grado I (leve) en un esguince de Grado II (grave).

 



   
    





   También debemos destacar como lesión habitual durante el Camino la ARTRITIS TRAUMÁTICA en miembros inferiores. Los descensos prolongados son los culpables del cuadro doloroso que aparece a causa de los microtraumatismos (o pequeñas roturas) que se van a originar en las rodillas. Si además de ser un descenso prolongado, llevamos la mochila demasiado cargada esto va a contribuir a que la lesión sea más grave. Una manera de prevenir esta artritis traumática va a ser programando con tiempo etapas más cortas y preparando nuestra mochila de forma que llevemos solo lo imprescindible.

    Espero que os haya gustado esta segunda entrada sobre algo tan importante como son las lesiones que podemos sufrir una vez que iniciemos el Camino de Santiago. Eso sí, espero que si os animáis a emprender esta aventura toméis las precauciones convenientes y os preparéis con tiempo para poder evitar o al menos retrasar la aparición de estas lesiones.

¡Hasta pronto!


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